En junio del 2009 Paolo llegó a mi vida, con apenas un mes de nacido. Unos vecinos de mi anterior residencia en la ciudad heroica de Chorrillos, daban en adopción cachorritos. Quedaban dos hembras color canela y un machito tricolor (blanco, marrón y negro). Las pequeñas jugaban por el patio y el cachorrito estaba muy tranquilo mirándolas jugar.
Sí, la primera impresión de mi perrito, fue la de un cachorro muy tranquilo. Me gustó su carita tan tierna y su aparente calma. Sus entonces dueños me dijeron que nació el 28 de mayo. Lo adopté y lo llamé Paolo, como el delantero de la selección peruana Paolo Guerrero.
Paolo llegó a mi hogar y me dio el amor, compañía, ternura y travesuras que nadie me había dado. Con el pasar de las semanas Paolo fue demostrando lo activo que era, lloraba, corría, mordía todo lo que podía, ladraba muy fuerte. Él se convirtió en el jefe de la casa.
Era tan pequeño que entraba en mi cartera, así que lo llevaba conmigo al mercado y a cuanto lugar pudiera. Cuando fue creciendo, obviamente ya no cabía en mi cartera, tampoco en mi mochila, ya se había acostumbrado a acompañarme dentro y fuera de casa.
Si iba a estudiar o trabajar y se quedaba solo, mis vecinos me decían Paolo que aullaba y solo se calmaba cuando yo regresaba. Y cuando ya estábamos juntos veía la huella de sus patittas en mis muebles, cama, sillas y hasta en la mesa del comedor.
Mi compañero creció, pero no tanto. Se hizo adulto pesando 14 kilos y una estatura mediana. Aunque casi ya ha perdido su pelaje tricolor (ahora es más blanco y marrón) sigue siendo un perrito hermoso, un bello que por 11 años ha dado vida a mi vida.
Mi fiel amigo aprendió a salir con correa, pero los últimos meses a veces ya sale sin correa, pero lo que más le gusta es viaja en moto lineal. Sí, Paolo es todo un personaje, tiene un temperamento fuerte, inteligente, le encanta que le den caricias y es educado.
Ama viajar en moto con sus sueños, sube solo a la motocicleta, disfruta en aire en su cara, goza de la adrenalina y aúlla cuando hay congestión vehicular. Tanto así que tiene su propia cuenta en Instagram y Facebook. Aunque es difícil tomarle fotos porque es tan activo, pero igual ama gozar la vida a pleno.
Por Lourdes Córdova. Lima, Perú